A vueltas con el Capital Erótico
Muchos han sido los comentarios que nos han llegado a partir del post sobre los
‘silencios verbales y visuales’, gracias. Todo debate, con respeto, enriquece.
En esta ocasión, el tema es la atracción.
Dice el Diccionario de la
Real Academia de la lengua Española, del concepto ‘atractivo-va’: Que atrae o tiene fuerza para atraer.
En clase suelo preguntar a las alumnas que afirman que desean estar atractivas también en situaciones profesionales: y una vez que has ‘atraído’ con tu apariencia a alguien… ¿Qué? ¿Has pensado en el siguiente paso?
Considero que el vestuario profesional femenino ‘oficial’ está por diseñar y que se debe a que, las mujeres somos relativamente novatas (apenas 50 años) en esto de ser profesionales en otro ámbito distinto al del hogar. Vaya desde aquí una agradecida loa a l@s expert@s en tareas del hogar, crianza de niñ@s, etc… si es lo que deciden hacer. Cuidan de nuestro futuro.
Volviendo al uniforme profesional femenino, en este momento me consta que hay vari@s diseñador@s estudiando posibilidades. De momento, en las pasarelas solo vemos vestuario para mujeres que van de fiesta y de vacaciones y pocas, pocas, modelos con apariencia de ir al trabajo.
Me gustó la perspectiva que le dio a la mujer profesional
Joaquina Fernández, en su charla ‘Talento Femenino en Acción’, que impartió en
TEDxGranViaWomen. Manteniendo la distancia sobre su experiencia personal en cuanto a referentes.
Es cierto que frente a los 200 años de ‘uniforme profesional’ masculino, nosotras casi acabamos de ‘aterrizar’. Hasta hace relativamente poco tiempo, el objetivo femenino por excelencia era atraer (con el fin de ser elegida como madre de su ‘camada’) a un hombre fuerte, que mantuviera a la familia que le daríamos. En ello ponía la mujer todo su esfuerzo, mejor o peor aleccionadas por las mujeres de la familia.
En nuestros días ha cambiado mucho la educación, pero no tanto el instinto de nuestra naturaleza de mujer, que continua en nuestro cerebro, con el fin de perpetuar la especie. Como buen ‘instinto’, es inconsciente y poco le importa que el entorno de la ‘hembra’ ha cambiado, que hay circunstancias en las que solo tenemos intereses profesionales.
“¡Es cierto! A menudo, nos sorprendemos, en una negociación de trabajo, buscando la mirada de aprobación del hombre, y comparándonos con las otras mujeres, si las hay.” Me suelen comentar alumnas y clientes laboralmente muy bien posicionadas.
E incluso menospreciándolas, siempre les respondo
, porque nuestro cerebro ‘primario’ las percibe como rivales ante el macho.
Joaquina Fernández nos recomienda, en la antes mencionada charla, una inteligente solución: poner la intención en el autoconocimiento y en formarnos para poder desarrollar nuestro talento. Y yo añado: Mirando ‘de lejos’ cada circunstancia, como ‘observadora’ (que diría Ana Tomás, coach y gran amiga) para disociarnos emocionalmente y poder vestir con un objetivo en mente: comunicar nuestra ‘Marca Personal’. Con la idea del personaje que protagonizamos en mente: labor que desempeñamos y jerarquía que tenemos. Importante: preparar el vestuario profesional por la noche, para evitar vestirnos del humor que nos levantamos, de la mano de las emociones.
Esto (el desear instintivamente atraer) no es un problema, solo una característica fruto de nuestra naturaleza más básica que aflora. El problema existe cuando reaccionamos impulsivamente. Para evitarlo, solo tenemos que respirar de un modo consciente, tomar conciencia del impulso y dar paso a la razón. Lo contrario nos lleva a elegir ‘captadores de atención’ en forma de objetos (sonoras pulseras, pendientes / collares móviles, etc.) o expresiones de inconsciente coqueteo ( miradas de reojo y/o risas nerviosas fuera de tono).
¿Es malo? Sí, si nos desvían de nuestro objetivo de ese momento.
Suelo repetir una frase de Carmen García Ribas
‘ Seducir es poder, coquetear es sumisión’. Ella también nos recomienda respirar… y sonreír ante ese impulso. Sobre todo, ser estratégicas, como escribe en el prólogo de mi
libro NO Imagen: Marca Personal, Salud y Belleza Científica.
Los expertos anuncian que esta reacción de nuestro cerebro mas primario, en situaciones profesionales, irá disminuyendo, que todavía es pronto para ver la adaptación al medio.
Suelo hablar mayormente de la situación de la mujer, porque está directamente relacionada con mi especialidad: la gestión de la ‘Identidad Visual’ o Imagen de Marca Personal, pero la reacción de la que hablo no nos afecta solo a nosotras… a los hombres les sucede otro tanto. Es también común que se sientan atraídos por compañer@s de trabajo, y han de tomar las riendas de su instinto básico, (que les empuja a copular, también para perpetuar la especie) para frenarlo, y continuar trabajando con normalidad.
En cuanto a ‘códigos visuales’ (léase peinado / vestuario), ellos lo tiene más fácil: Cabello corto, chaqueta (dependiendo de la jerarquía que deseen transmitir), camisa y pantalón. Corbata si/no dependiendo de la formalidad. No voy a entrar en la conveniencia de ser más coherentes y si deseamos cuidar el medio ambiente, deberíamos de comenzar a cambiar el protocolo de vestuario en profesional masculino en agosto. Ese será otro post.
Lo dicho: se trata de ser conscientes de que existe esa parte en nuestra naturaleza humana y ‘ver venir’ la reacción, para ‘respirarla’. Es curioso cuánto se parece este sistema al que recomiendan para dejar un hábito (tabaco, comer compulsivamente, etc.)
Este hecho (el de que las mujeres sintamos la ‘necesidad’ de estar atractivas) no nos debe preocupar, nos debe ‘ocupar’. O mejor dicho, sí, nos debe pre-ocupar: en el sentido de que nos ocupemos de ello previamente, para evitar la situación.
El proceso es tan simple como seguir estos dos pasos:
1: Diferenciar, al adquirir una pieza de ropa, unos zapatos, cualquier elemento de la apariencia, si la vamos a utilizar como adorno (para atraer), o como uniforme de trabajo (para comunicar). Ambos objetivos se restan eficacia juntos.
2:
Preparar nuestro ‘uniforme profesional’ por la noche, pensando en el momento más importante del día siguiente.
Es tan fácil restar fuerza a la ‘Marca Personal’ de mujeres muy preparadas profesionalmente, como dejarse llevar por nuestra ‘naturaleza de hembra’ y poner en marcha lo que ahora se llama “Capital Erótico”.
Tres cosas al respecto:
1: Llamada de atención para recordar algo que considero crucial: la gente que nos mostramos, tenemos mucha responsabilidad, porque ‘nos miran, nos copian’, cuidado lo que hacemos y decimos.
2: Referenciar el artículo del semanal de
El País para el que me entrevistaron
3: Escenificar un caso reciente, de una colega a la que admiro mucho y a la que vi elegir a, para acompañarme a una situación profesional importante, una ‘atrayentemente erótica’ camisa semi-transparente; una falda tan corta que le dejaba incómodamente los muslos al aire al sentarse. Todo ello le hizo no estar al 100%, además estuvo, durante las 8 horas que duró, ‘subida’ a unos tacones de más de 10 cms (cuando la recomendación del instituto biomecánico recomienda un máximo de 4 cms., plataformas aparte). Sufría por ella, si… pero además, íbamos juntas… yo compartía parte de su marca: lo poco natural que resultaba la postura corporal forzada, porque se el doblaban las corvas y balanceaba su pelvis. Sin contar lo insalubre que es, porque dobla las lumbares, hasta forzar las cervicales y provocar lesiones.
En mis consultas, clases y conferencias me harto de decir que la imagen de los demás no importa. A mí la de mi amiga sí me importaba. Primero, porque además de estropear su cuerpo, estropeaba ‘nuestra Marca Personal’ al poner su ‘Capital Erótico’ en marcha en una situación en la que compartía ‘cartel’ conmigo.
Artículo redactado por
María A. Sánchez para
SoyMiMarca.com (Barcelona)